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SUMA DE LETRAS

NO ENTIENDO NADA...

Podría ser un chiste más o menos afortunado, una gracia para disipar por encanto los males que nos acechan: la crisis y las malas noticias. Dicho en boca de Groucho Marx, fue incluso un momento inolvidable: “¿Quiere casarse conmigo?, ¿cuántos ceros hay en su cuenta corriente?, ¿responda antes a la segunda pregunta?”.

Pero Berlusconi no está bendecido por la gracia del humor, ni emana un encanto personal más allá del brillo de sus implantes, ni hace de sus bromas momentos inolvidables; en todo caso o son fugaces motivos de mofa o son realmente eternos por el tono cutre, mediocre y chulesco de sus comentarios.

Ocurre que si el individuo que no tiene sentido del ridículo es el primer ministro de Italia, dirige la octava potencia económica del mundo y si como receta para triunfar apunta a no leer periódicos y casarse con un rico, me pregunto si no seré yo el equivocado y otro, él, quien entiende este mundo infinitamente mejor. A la vista de los resultados no hay muchas otras lecturas posibles.

En mi torpeza periodística mi sentido del entendimiento también sigue taponado en el mismo punto deSDE hace poco más de un año. Entonces se tenía muy claro, eso parecía, que la crisis, la demencia bancaria y la burbuja especulativa tenían nombres y apellidos, eran residentes en Wall Street y se les había visto el plumero. Dejaban economías desinfladas y un sistema tocado de muerte. En la denuncia de sus prácticas estaba implícito la refundación del capitalismo y el fin de los especuladores. Hoy sólo oigo referencias a la maldad de los liberados sindicales, al necesario ocaso del sindicalismo y a la permanente obstrucción que representan para el desarrollo moderno de las economías occidentales. Es evidente que entre aquello y esto hay un capítulo o varios que me he perdido, pero sigo sin entender nada.

Y como reincido sin remedio entiendo menos aún que el mismo partido, el mismo líder y el mismo programa que denunció esos abusos hoy nos consuele asegurando que el parado que recibe formación debe estar orgulloso porque está trabajando para el país. Y sigo sin entender nada.

Es más, sumo a mi confusión una duda que me inquieta: ¿Lo entenderá Berlusconi? Me temo que sí, diría que perfectamente.

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