BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE
Una de las máximas del periodismo aduce que el periodista nunca debe ser noticia. Y un periodista, seguramente contra su voluntad, acaba de incumplirla. Iñaki Gabilondo, sin victimismos, anuncia que se marcha. Deja el periodismo activo o, al menos, abandona su presencia en los medios. La voz grave que arropaba las mañanas de sensatez y el rostro familiar que permitía digerir la información sin estridencias, se retira a un segundo plano. El detonante ha sido el anunciado cierre de CNN+ y la muerte programada de los servicios informativos de Cuatro. Esa manera reposada, y en mi opinión lúcida, de sopesar la actualidad, no tienen cabida. Tenemos medio centenar de canales pero ninguno encaja en el perfil de un periodismo a la vieja usanza.
La reflexión que esto sugiere trasciende el caso Gabilondo. Indica que la crisis del periodismo no es sólo económica y tecnológica. Es mucho más profunda. Atenta contra su esencia que, a lo que parece, ya no busca la verdad, ni la denuncia, ni siquiera aspira a interpretar honestamente las claves del mundo que nos rodea.
Sé que el diagnóstico es injusto con la actitud honrada de muchos profesionales. Sé que la mayoría cumple dignamente con una labor que quizá un día intuyó vocacional y posiblemente hoy resulte tediosa. Sé que muchos comparten esta inquietud y que en otros se ha instalado una percepción resignada. Y sé que casi todos nos limitamos a sobrevivir, porque un periodista también es un ser mortal que paga facturas, adeuda hipotecas y procura mantener su pequeño mundo a flote.
Es posible que mucha gente considere esta visión alarmista o exagerada. Les ruego que me corrigan. entras tanto, seguiré pensando que esta última gota sólo ha rebosado un mar en permanente tempestad. Hubo despidos masivos en TVE, los hubo en A3, los hubo en ABC y los hubo en El País. Ahora se cierra CNN+ y se reduce la plantilla informativa de Cuatro. El último informe de la Asociación de la Prensa de Madrid cifra en uno de cada cuatro los periodistas que han perdido su empleo este año.
El horizonte que sobrevuela el futuro está teñido de incertidumbre y en esta guerra larvada, como siempre, la víctima es la verdad. Ningún medio habla de la crisis real que acosa al periodismo. Nos enteramos por los hechos consumados: compañeros que están en el paro, compañeros que prevén estarlo en breve o compañeros que se reciclan cuando se les cierran todas las puertas. Hay otros síntomas menos dramáticos pero más elocuentes del signo de los tiempos: la información retrocede ante la opinión, la opinión ponderada desaparece a favor del predicador, y el predicador logra hacer de la información, espectáculo. Pero ya no es periodismo, aunque se llame así o genere más audiencia, por mucho que hombres grises provistos de balances pretendan dignificar así una televisión que ellos mismos recomiendan no ver.
Suscribo lo dicho por Gabilondo hace unos días sobre el estado de la profesión. “No hay confusión en los demás. Los confundidos somos nosotros.”
2 comentarios
Alfon -
anusky66 -
Para gabilondo le deseo buena suerte en el nuevo camino que inicie .
Para ti javier , unas felices fiestas y un afortunado 2011